Grupos de consumo para apoyar la agricultura campesina


¿Cómo construimos alternativas al modelo alimentario globalizado? ¿Se trata de replicar prácticas autogestionadas como las cooperativas y grupos de consumo, multiplicándolos por los territorios? ¿O sería mejor dar un salto cualitativo, con modelos de mayor escala? El debate surge una y otra vez, y viendo el panorama, seguro que hay espacio para ambas opciones y ambas son necesarias. Proponemos en este artículo algunas lecturas que nos dan pistas sobre cómo se organizan, consiguen recursos y trabajan en red los grupos de consumo JUNTO a las productoras en Francia.


Organizarse construyendo alternativas

De todos los nombres posibles, aquí probablemente nos quedamos con el más insulso: Grupos de consumo. En Italia son grupos de compra solidaria y están completamente imbricados en la red de Economía Solidaria; en Francia son asociaciones de apoyo a la agricultura campesina (AMAPs), y en el mundo anglosajón, agricultura apoyada por la comunidad.

Dejando a un lado el déficit poético del nombre, hay otros temas más importantes que resisten mal la comparación con nuestros vecinos: Por ejemplo, mientras que en París, los grupos de consumo (AMAPs) tienen dificultades para encontrar productores agroecológicos con quienes asociarse para llenar la cesta de la compra, (no hay suficientes para tanta demanda), aquí en Madrid, las productoras ven cómo caen los pedidos desde grupos de consumo y que se pierde esa relación de cercanía y solidaridad en la que se basaban sus proyectos. Sucede a la vez que aumentan los mensajes de gente, de colegios, incluso de restaurantes con interés en relacionarse con productorxs de la región; también nos escriben gentes que se plantean iniciar proyectos agrarios y hasta algún municipio que le da vueltas a mercados agroecológicos y a la dinamización agraria.
Aprender de lo que funciona: AMAPs, apoyo a la agricultura campesina

Desde la plataforma Madrid Agroecológico, vemos que los ingredientes están ahí, pero ¿qué falta para conseguir un buen guiso? Para darnos pistas, Julie, recién llegada de Normandia para hacer prácticas con nosotras, nos explica los entresijos de las AMAPs, esas que parece que funcionan tan bien en el país vecino del norte ¡gracias, Julie! El informe completo lo podéis descargar en este ENLACE y aquí os contamos algunas ideas destacadas:
  • Objetivos explícitos: mantenimiento de una agricultura campesina destinada a favorecer unos métodos tradicionales y ecológicos frente a la agroindustria cuyo objetivo es compartir las cosechas semanalmente y basada en un contrato de confianza y solidario que garantiza la distribución de proximidad
  • Compromisos explícitos, que están en una Carta de las AMAPs que tienen que ver con lxs productorxs tanto como con lxs consumidorxs que han de firmarlos. Se refieren a aspectos económicos, éticos, sociales… solidarios (consumidorxs comparten los riesgos vinculados a la actividad campesina. Si la cosecha es buena, reciben más productos, y si es mala por cualquier causa natural, también participan de las pérdidas recibiendo menos productos). También a los aspectos asociativos, se asignan las responsabilidades
  • Trabajo en red. Los grupos (AMAP) se inscriben en la red regional que les corresponda y en la red nacional
  • A través de la red de AMAPs, consiguen ayudas, como los fondos de garantía (una palanca bancaria para facilitar el acceso a un crédito a un/a campesino/a) o garantía solidaria de los créditos. Tienen diversas fuentes de recursos y mecanismos de financiación solidaria
Lucha anticapitalista o comunidades naturales de consumo

Un nombre insulso como Grupo de consumo, esconde un espectro de formas organizativas e ideologías de lo más variopinto. Para la CNT y grupos autonomistas, los grupos de consumo tienen un interés estratégico en la lucha anticapitalista. En su modelo no diferencian entre consumidores y productores, porque no quieren reducir el grupo “a una mera actividad mercantil. El agricultor participa de las asambleas y de la vida orgánica del grupo”. Hablan de transformación social desde la praxis y no es fácil, aunque hay experiencias en marcha que lo intentan (algunas bien próximas ya las explicamos en otra entrada).

Podríamos hacer el ejercicio de acercarnos a algún reparto de Farmidable o La Colmena Dice Sí y preguntarles si se sienten parte de la lucha anticapitalista. Por lo que leemos en sus páginas web, podríamos encuadrarlos más bien como entidades que trabajan con lo que consideran “comunidades naturales de consumo” en centros de trabajo o en colegios, o en barrios. Parece que se trata de acercar producción y consumo, sin entrar en trasfondos ideológicos. Un trasfondo ideológico, que sin llegar a la radicalidad de los adalides de la “lucha anticapitalista”, que parece más presente en los grupos de consumo con cierta trayectoria (ver mapa), sobre todo por lo que se refiere a aspectos de ecología y sostenibilidad ambiental. Con frecuencia, quienes entraban en un grupo de consumo, acababan extendiendo su conciencia ecológica a otros campos y les permitía “sentirse partícipes de la construcción de alternativas desde lo colectivo“.

Los formatos de grupos de consumo se diversifican y la oferta de productos ecológicos en canales tradicionales, se multiplica. Pero hay maneras de evitar que todo acabe reducido a un tema de oferta y demanda, de consumo y organización; seguimos buscando maneras de apoyar transiciones agroecológicas complejas, basadas en el bien común, y seguiremos explorando vías que nos permitan apoyarnos mutuamente, compartir recursos, aprovechar potenciales y desarrollar capacidades.




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